lunes, 18 de noviembre de 2013

El precio del cine y la teoría económica

Uno de los primeros conceptos que se suelen estudiar en los cursos de introducción a la economía es el de elasticidad. Se refiere a la sensibilidad de una variable ante variaciones de otra, a la intensidad de su respuesta. La acepción más utilizada es la elasticidad precio de la demanda, que nos mide la sensibilidad de la cantidad demandada al variar el precio. En su versión mas simple, corresponde al cociente entre la variación porcentual de la cantidad demandada y la variación porcentual del precio (ver figura).

Puede parecer algo abstracto, pero tiene muchas aplicaciones prácticas. Ya sabemos que si sube el precio baja la demanda, y si baja el precio sube la demanda. Pero la cuestión es en qué cuantía lo hace, porque ello incide en los ingresos. Por ejemplo, si sube el precio un 10% y la demanda baja en un 5%, los ingresos de la empresa aumentarán. Pero si baja un 15%, se reducirán. En el primer caso es racional incrementar precios; en el segundo, no necesariamente.

Viene esto a cuento de lo ocurrido con los cines. Entre el 21 y el 23 de octubre, hubo un acuerdo general para cobrar las entradas a 2,90 euros. En muchas ciudades se formaron grandes colas para comprarlas. Algunas empresas se plantean continuar con esa política. Veamos algunos datos.

En esos tres días se vendieron 1.573.412 entradas, lo que hace un total de 4.562.895 euros de ingresos. La semana anterior en esos mismos días (lunes a miércoles) se habían vendido siete veces menos, esto es, unas 225.000 entradas. Calculando un precio medio de 8 euros, los ingresos totales fueron de, aproximadamente, 1.800.000 euros (es cierto que el precio varía, pero la mayor afluencia se produce en ciudades grandes y el precio anda por ahí).

Al ser la demanda elástica, como por otra parte es de prever, una reducción de precios hace que la demanda aumente en mayor cuantía y, por tanto, los ingresos se incrementen. Teniendo en cuenta que los costes no varían mucho en función de que la sala esté o no llena y de que otros ingresos también aumentan con la mayor afluencia de público (bar, tienda), la conclusión es bastante obvia.

Por supuesto, habrá que ver si el pico de demanda de esos tres días fue puntual o se podría mantener en el tiempo, porque de ser así significa que la política de precios elevados es miope. Y, evidentemente, si a 2,90 euros la entrada y con esas ventas el negocio no es rentable, mucho menos lo será a 8 euros.

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